SET LIST
1.- Blazava
2.- Kraken
3.- Oceánica
4.- Time to Fly (incluye Echoes)
5.- White Rabbit
6.- Meeh
El primer disco de Atavismo fue una de las sorpresas más agradables
del año pasado para el que escribe. A través de Desintegración, Poti volvía a
liderar otro proyecto musical tras la disolución por diferentes motivos de Viaje a 800 y Mind!, dos formaciones
recomendabilísimas del underground rockero andaluz de los últimos años.
En formato de trío, con Sandra Pow a la batería y Mateo al bajo
(también componentes de Mind!) y el propio Poti a las seis cuerdas, voces y
compartiendo teclados y synths de diversa índole con la batera, la banda grabó
el verano pasado en el Estudio Trafalgar de Curro Ureba en el Puerto de Santa
María las cuatro piezas que componen su única publicación hasta la fecha y que,
como el propio monicker de la formación indica, navega imponente por sonoridades
pretéritas.
A pesar de que no han parado de dar bolos en los últimos meses, no
había tenido la oportunidad de asistir a la presentación en directo del disco,
así que se me antojaba casi obligatorio
pasarme por la vecina Málaga para ver a los algecireños en la última
cita de su gira antes de tomarse unas semanas de descanso y comenzar a preparar
lo que será su segunda opus.
A decir verdad, sentía mucha curiosidad por vivir la experiencia de
Atavismo en directo, de escuchar cómo trasladarían esos cuatro cortes del lp, si
serían capaces de reproducir y transmitir sobre el escenario el torrente de
energía y de emociones que emana de las pistas de Desintegración. Como podéis leer
las expectativas eran altas y la banda respondió de manera excepcional al
envite y bajo mi punto de vista todo salió rodado. Conectaron con la audiencia
desde las hipnóticas notas iniciales de la instrumental Blazava. El sonido
acompañó y a los músicos se les vio rodados,
cómodos y seguros de sí mismos, y digo seguros porque son conscientes de
que defienden un material sincero, hecho con el alma, hecho con la pasión del
artesano, que mira al pasado sin pestañear, goza del presente y otea el futuro
con la ilusión de seguir ofreciendo algo original, algo sorprendente. Como
decía, todo salió rodado porque lo dieron todo y porque tienen composiciones
maduras y originales y porrque se nutren de gigantes de ayer y de siempre como
Pink Floyd, Hawkwind o Neil Young o de realidades apabullantes actuales como
pueden ser Motorpsycho o Earthless, por citar algunas referencias.
Como decía anteriormente, Blazava abrió el gig, con Poti tirando de
slide en las primeras notas y el bajo de Mateo trazando el serpenteante ritmo
que evoca al Set the Controls for the Heart of the Sun de Waters & Cia.
Tras los parches de la Ludwig, Sandra marcando la cadencia que invita a
adentrarnos en otra dimensión de la mano de esta excelente fusión de space
rock, psicodelia y progresivo que se extiende más allá de los once minutos con
su pertinente dosis de improvisación y un vibrante solo final incluido. Esa
sensación de improvisación, de estar disfrutando de una jam es constante y ello
se repetirá posteriormente tanto en Oceánica como en Meeh.
Tras la apertura, llega el momento de Kraken, y cierto es que con ese
inicio tan almibarado, por momentos bucólico, con esa cuidada línea vocal de
Poti y la brillante melodía que dibuja el mellotron, en lo último que piensas
es en un jodido monstruo marino haciendo de las suyas en un mar embravecido.
Pero es que en la segunda parte del tema, completamente instrumental, la banda
crece como la bestia oceánica que le da nombre al corte, creando un ambiente mucho
más oscuro y eléctrico en el que se erige, para un servidor, en el momento más emocionante
de la velada.
Con Oceánica, tercer corte de su disco y de la noche, vuelven las atmósferas sosegadas e hipnóticas.
No es hasta pasada la mitad donde despega definitivamente el corte, elevando de
manera exponencial la intensidad en la sala con ese vibrante estribillo y el
desarrollo instrumental posterior. Sandra acompaña en las tareas vocales de
manera más que eficiente y el empaque de la banda es total con la inclusión -a
partir de Kraken- de David Pérez a los teclados.
A continuación, llega el momento de las versiones y encadenan Time to
Fly, del Stunde Null de Mind! con extractos del Echoes de Pink Floyd. ¡Subidón
total! Si ya nos podíamos dar con un canto entre los dientes, también nos
regalaron el White Rabbit de Jefferon Airplane, con Sandra asegurándose de que
no nos acordásemos de la gran Grace Slick. ¡Chapeau por ella!
La apoteósis final llegaría con Meeh. Situada al final del lp, esta
canción es de esas que crece con las escuchas. De nuevo arrancan tenues, con el
inquietante bajo de Mateo y la mortecina cadencia hipnótica de Sandra, base
sobre la que guitarra y teclados lanzan pinceladas variopintas que nos conducen
a una catarsis psicodélica, que se alterna con las siempre intrincadas metáforas
de Poti. No sé qué pensarán ellos al respecto, pero para mí ese desarrollo
instrumental psicodélico me suena a unos Soundgarden fumadísimos, esa melodía
es muy Thayil, todo ello dicho a modo de elogio para los del Campo de Gibraltar,
que no se me malinterprete. Para lo que no tengo adjetivos es para expresar mi
total admiración por la impresionante
coda final que cierra Meeh y que en la Sala Velvet sonó más majestuosa que
nunca. Sólo puedo pediros que os hagáis un favor y que os la pongáis, si esos
veinte segundos de gloria no os hacen vibrar,
¡definitivamente estáis muertos, colegas!
Casi sin darnos cuenta y tras poco más de una hora, la descarga llega
a su fin. La más de media entrada que
puebla la sala despide a la banda tras haber brindado una descarga a la altura
de lo esperado. Y es que carácter, constancia y duende se han vuelto a cruzar en
nuestro camino. A Sandra, Mateo y Poti les deseamos toda la suerte que sin duda
se merecen y que, a pesar de las dificultades, al fin y al cabo inevitables y
por todos conocidos si nos atenemos a esta escena tan jodida, sigan brindando
obras que emocionen, directos que apasionen, en definitiva, que sigan
entregados a su pasión creadora.
Para terminar os informo que su primer disco ha sido editado en vinilo
y se va a publicar en los próximos días a través del sello escandinavo Temple
of Torturous.
Reseña publicada originalmente en El Portal del Metal
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