
Suecia. Principios de los 90.
Con estos datos nos dirigimos inexorablemente a la enorme y original escena de death metal que se generó en el país escandinavo hace ya más de dos décadas. Hemos dicho escena, y más bien podríamos tildarlo de movimiento cultural, pues lo que ocurrió en este rico estado que no alcanza los 10 millones de habitantes, supone uno de los puntos y aparte en la historia del metal, esa explosión brutal de bandas (muchas de ellas de una enorme y contrastada calidad), la publicación de fanzines a cascoporro y el intercambio musical de demos, constituyó una verdadera revolución en la manera de concebir y vivir el metal entre aquellos que vivieron de primera mano la experiencia. Al mismo tiempo, también podríamos considerarlo como la respuesta europea a la influyente y genuina corriente death que años atrás había eclosionado en Florida con auténticos pioneros del género como Death, Deicide, Morbid Angel, Atheist, Obituary, etc, de la que obviamente bebieron los mozalbetes escandinavos.
Pues bien, para hallar el origen de Liers In Wait, tenemos que sacar del baúl de los recuerdos a una de las tantísimas bandas que parió la escena sueca, los legendarios y brillantes Grotesque, formados en Gotemburgo a finales de 1988 y que año y medio más tarde perpetraron una de las más aberrantes y malévolas obras que se recuerdan en el patio, su MCD “Incantation”, una fusión perfecta de death, thrash y black primigenio, ultra recomendado para los amantes de lo extremo (para muestra un botón). Los genios creativos detrás de tanta mala ostia eran (sobre todo) Kristian Wåhlin y Tomas Lindberg, a los que se unió Alf Svensson, otra bestia parda del ramo. Tristemente, se cree que la entrada de este último contribuyó a su separación, pues fueron incapaces de canalizar de forma positiva los egos y capacidad creativa de cada uno. A pesar de la ruptura, los tres músicos siguieron ensayando juntos durante un tiempo previo a la disgregación definitiva, con Hans Nilsson a la batería y Anders Björler a las cuatro cuerdas.
De las cenizas de Grotesque nacieron dos grupos monumentales: por un lado, Lindberg y Svensson unieron fuerzas con Bjorler y formaron At The Gates, mientras que Wåhlin se quedó con Nilsson tras los bombos y creó la banda que protagoniza esta reseña, los efímeros, pero no por ello menos recomendados Liers In Wait.
De sobras es conocida la trayectoria de At The Gates, verdaderos padres, junto con Eucharist y Ceremonial Oath del Sonido Goteborg y poseedores de una discografía impoluta y brillante que les granjeó un éxito relativo en ventas y absoluto en crítica. En la otra cara de la moneda tenemos a Wåhlin y sus Liers in Wait, que desafortunadamente apenas llegaron a publicar de forma oficial el MCD que hoy presentamos en el Portal, este Spiritually Uncontrolled Art (menudo titulaco!!!), que reúne todos los clichés definitivos y definitorios del género, empezando por el “abominable” monicker de la banda, probablemente “robado” de una de las más infames letras de David Vincent ('Abominations'), el indescifrable pero al mismo tiempo excelente y sugerente logo, el ya mencionado título, que nos da una pista de lo que vamos a encontrar en cuanto le demos cera al trabajo y por último, la portada. La primera es la portada original, mientras que la restante pertenece a la reedición del 96, pues para mi gusto esta segunda está más currada y conecta mejor con el concepto de la obra. Detrás del artwork del disco está un tal Necrolord, que no es ni más ni menos que el seudónimo del señor Kristian Wåhlin, autor de portadas tan conocidas como In The Nightside Eclipse, Storm Of The Lights Bane, Slaughter of The Soul o Lepaca Kliffoth. Precisamente el alma mater de los creadores de esta última obra, Christofer Johnsson, es el encargado de grabar las voces en Spiritually Uncontrolled Art.
Respecto a lo estrictamente musical, con casi toda probabilidad, los 17 minutos que conforman esta obra pueden ser de los más brutales e intrincados que se hayan parido en la fría Suecia de primeros de los 90 y ello, teniendo en cuenta la cantidad de titanes que pululaban en la zona (Entombed, Unleashed, Grave, Edge Of Sanity), no es moco de pavo. En cierto modo, Liers In Wait no deja de ser la continuación natural de Grotesque, algo bastante lógico si tenemos en cuenta que Wåhlin era el principal compositor en ambas agrupaciones, aunque a decir verdad su nueva propuesta se mueve en terrenos más técnicos que la banda seminal sin perder ni un ápice de su inherente brutalidad y, en general, más sofisticada que la inmensa mayoría de sus coetáneos suecos, como hemos comentado poco más arriba. En este sentido, la influencia del death americano en los de Gotemburgo se hace bastante patente, hecho que se refleja también en las letras, muy en la onda de unos Morbid Angel, con referencias a la obra de Lovecraft. La estructuración demencial de cada tema, los innumerables y continuos cambios de ritmo ejecutados a una velocidad ultrasónica que, por momentos, pueden hacer al oyente poco avezado perderse en una maraña de riffs y redobles -que huelga decir se hallan brillantemente concatenados (sí, aquí nada suena fuera de lugar)- constituyen la principal baza de este trabajo único e irrepetible.
En palabras del Tomas Lindberg en el libro de Daniel Ekeroth ‘Swedish Death Metal’ Liers In Wait “crearon por aquellos entonces lo que Nile hizo diez años después. Spiritually Uncontrolled Art es una joya perdida de Death Metal Sueco. Nosotros (At The Gates) tuvimos toda la suerte y ellos no consiguieron nada. No fue justo. Fue cruel”. Quizá se pasó en lo de los 10 años pero creo que sobran comentarios.
Cinco son los temas que componen el MCD, todos de una excepcional factura y ejecución por lo que me resulta complicadísimo destacar un tema sobre otro. Desde Overlord, el frenético opener, que supone un puñetazo directamente al mentón y un aviso a navegantes de que la somanta de palos que nos va a caer es de órdago, hasta la instrumental Gateways, que echa el cierre a la obra con un riff arrastrado acojonante acompañado de unos órganos que ayudan a crear una atmósfera cuando menos inquietante y una épica y melódica parte intermedia con solos de bella factura, nos damos de bruces con composiciones trepidantes y malsanas, plagadas de vibrantes y complicadas vueltas de tuerca. Aún así y a riesgo de extenderme en demasía, me resulta inevitable mencionar Maleficient Dreamvoid, cuyo evocador e inspirado inicio nos otorga cuarenta segundos de tregua entre tanta devastación, para conducirnos a continuación hacia una espiral de ritmos y desenfreno, con secciones tan aplastantes como la que comienza rondando los dos minutos, o el final del track donde los sintetizadores vuelven a hacer acto de presencia creando un efecto sofocante y angustioso. La interpretación de Johsson en este tema alcanza las cotas más altas de agresividad del plástico, aunque creo que esos berridos guturales demoníacos tan cafres a lo Glen Benton fueron tratados probablemente en el estudio por la mano de Skogsberg que, cómo no, se encontraba detrás de otra magnifíca creación sueca, y van...
Desafortunadamente, Liers in Wait desapareció en 1995 motivado principalmente por los continuos cambios de miembros (parece que cambiaban de line up, del mismo modo que cambiaban de ritmo XD) y porque el interés de Wåhlin se orientó más hacia su labor como diseñador de portadas. Por lo tanto, el bagaje de los suecos se reduce a esta excelsa obra, obligatoria para todo fan del death metal o de la música extrema en general y otra prueba fehaciente de que si escarbamos un poquito podemos encontrar auténticas joyas que desgraciadamente se encuentran postergadas por el paso del tiempo.
Pd: No podría haber hecho la reseña sin consultar la obra de Daniel Ekeroth, “Swedish Death Metal”, libro que desde aquí recomiendo a todo aquel al que le interese conocer qué se coció en la Suecia de primeros de los 90.
95/100
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