Aburrido, adormilado…
Bajo la esfera del veneno.
Donde nadie te siente, donde nadie te recuerda.
Olvidas que eres el culpable, disfrazado e invisible.
La azarosa búsqueda te llevó por laberintos lejanos.
Ninguno de ellos te devolvió a tu hogar.
Nadie como tú para conocer el dolor de la ausencia.
El ruido de las trompetas no hace más que agrandar el
silencio y el vacío.
Sí, ese vacío que te acompaña.
Ese vacío que te anula, que te ciega, que te empuja a la
desolación.
Sin rumbo, vuelves a navegar a
la deriva…
Abrumado, aturdido…
Tu desasosiego se
convierte en fobia.
Fobia a la vida, a la compañía, a la conversación.
Y la burbuja te ahoga…
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