Antes de pegar el salto a CANNIBAL CORPSE, George “Corpsegrinder” Fisher se ganaba la vida pegando
berridos en una de las más infames y poderosas bandas que parió la
escena de Florida. Hablamos de MONSTROSITY, formación que surgió
en 1990 de una escisión de miembros de los también “corderitos”
MALEVOLENT CREATION y que tras publicar una demo y un par de
singles, sacan al mercado de la mano de Nuclear Blast una de las
obras más destacadas de 1992.

Pues así, 'Imperial Doom' reúne todas
las características necesarias para ser incluido en ese selecto
grupo que he citado más arriba, aspecto que queda confirmado
defitivamente cuando le damos cera a las nueve piezas que lo
componen. Desde el brutal e implacable corte inicial que da nombre al
trabajo y con el que se despejan todas las dudas que nos pudieran
surgir respecto a la idoneidad o no de la elección del monicker
del grupo, hasta el cierre con el afilado navajazo trapero de Darkest
Dream, la propuesta de Fisher y sus esbirros se mueve en un death
metal clásico de la escuela americana, brillantemente ejecutado y
que bebe de influencias vecinas como pueden ser los otrora dioses
del género DEICIDE o MORBID ANGEL y los omnipresentes SLAYER.
Musicalmente la banda es una pasada. La
sección rítmica no deja títere con cabeza, bajo y batería
realizan una labor brillante a la par que aplastante. Por poner un
ejemplo, prestad atención a ambos instrumentos en Ceremonial Void o
Immense Malignancy y sabréis de qué os estoy hablando. Respecto a
las guitarras, rezuman agresividad y contundencia a lo largo y ancho
del plástico, el brazo de Rubin es una máquina de generar riffs
destroza-cuellos, cuadrando a la perfección en su progreso y
mostrando una vez más cómo calidad y brutalidad no son términos
que deben estar reñidos, por mucho que tantos se empeñen en
proclamar lo contrario. Y por último, nos queda Fisher y su
vozarrón. No sé cómo andará hoy en día con los Cannibal pues no
he seguido su trayectoria tras Vile, pero lo que dejó grabado este
señor en las pistas de 'Imperial Doom' y en el posterior
'Millenium', merece todos mis respetos. Sin duda una de las voces más
feroces e impactantes de la escena.
Respecto a los tracks, no voy a
desgranar tema a tema el asunto, prefiero que hable la música y os
animo especialmente a que le deis cera a los dos cortes finales. Por
un lado, Final Cremation, octavo corte de esta obra, que fue la
encargada de engancharme a esta monstruosa propuesta de los de
Florida y que resume de forma fidedigna lo apuntado en los párrafos
superiores: sección rítmica estelar, riffs de guitarra atronadores
y adictivos, Corpsegrinder destrozando sus cuerdas vocales, si es que
le queda alguna... Poned atención a la sección que da inicio en
01:38, resulta imposible no mover el cuello con ese impecable
riffazo, más que digno heredero del “estilo Hanneman”.
Por otro lado, tenemos Darkest Dream, que pone el punto y final a Imperial
Doom y cuya lenta cadencia inicial nos arrastra hacia el punching-bag
en el que se transforma nuestra cabeza (00:24) vapuleada por esas
violentas guitarras que parecen querer estallar en el jodido altavoz.
Además, atención a la sección central donde emerge el burbujeante
bajo de Erp.
No sigo dando la brasa. Un apabullante trabajo de death
metal de la legendaria vieja escuela, que demuestra, una vez más, que aquellos que juegan en segunda línea también son
capaces de facturar obras tan impactantes y brillantes como los
jefazos del género.