viernes, 29 de julio de 2011

ENTOMBED To Ride, Shoot Straight And Speak The Truth (1997)







Con un título más propio de un espagueti-western de Sergio Leone que de una banda de metal extremo, Entombed nos presentan su cuarto larga duración, una vuelta de tuerca más en su particular sonido. El lp aparece en 1997, cuatro años después del inspirado Wolverine Blues, que descolocó a muchos de sus seguidores old school, y en mi modesta opinión, casi un lustro es demasiado tiempo entre una y otra obra para unos muchachos que en tres años de orgasmo creativo nos habían regalado otros tantos discazos imprescindibles, tres obras capitales de la música extrema, siendo Left Hand Path y Clandestine discos OBLIGATORIOS para comprender la evolución del death metal en los últimos 20 años.
En este sentido, considero necesario mencionar que Entombed fue el principal precursor del denominado sonido Sunlight, nombre del estudio donde el productor Thomas Skogsberg maceró una buena colección de grandes discos de death metal escandinavo, especialmente desde finales de los 80 hasta el primer lustro de los 90, y caracterizados por su peculiar trato al sonido de las guitarras, con una afinación más baja de lo normal.
El productor sueco repite también en To Ride……, un disco que nos muestra a unos muchachos con la mente muy abierta y con enormes deseos de experimentar que, guiados por su batería y principal compositor Mr. Nicke Andersson, deseaban continuamente reinventarse, ocurre que en este lp pienso sinceramente que se pasaron demasiado con la rosca.
Si en Wolverine Blues nos encontramos a unos Entombed más accesibles que en los dos anteriores discos, en este trabajo, los suecos abandonan definitivamente los senderos del death (sólo nos queda la voz de LG y a ratos) que tan buen resultado les habían dado antaño y apuestan por un sonido más rockero y garagero, con toques de Hardcore Punk, Groove, Stoner, incluso algo de blues y rock sureño, mejunje que algunos bautizaron acertadamente como death n’roll, concepto que ilustra a la perfección lo que la banda nos propone en To Ride y en algunos trabajos sucesivos, y si bien cronológicamente y estilísticamente no se puede enmarcar en la corriente escandinava que revitalizó el rock a finales de los 90, con bandas como Gluecifer, Turbonegro Backyard Barbies o los mismos Hellacopters, sí se aprecia el gusto por los sonidos rockeros de unos MC5, Kiss o Motorhead.

Aunque siempre habían reconocido estas influencias clásicas, nunca las habían plasmado tan claramente en un disco como en To Ride (aunque en Wolverine ya se podía atisbar algo). Y no sólo eso, estos muchachos estaban abiertos a todo tipo de sonidos y, entre otras cosas, comenzaron a consumir música de la emergente corriente de rock alternativo americano encabezada por Sonic Youth o Dinosaur Jr. De este modo, antiguos héroes de la banda como Repulsion, Slayer, Autopsy o Venom, habían dado paso a influencias menos underground y esto se iba a ver plasmado en su sonido.
Los cambios en la banda no sólo se reducen a su estilo. Tras publicar Wolverine Blues, abandonan tras una serie de disputas contractuales Earache, la discográfica que durante los 90 agrupó a las principales bandas de metal extremo de la época y con los que tenían firmados dos discos más, fichan por Eastwest, en lo que se suponía iba a ser su pelotazo comercial definitivo. Nada más lejos de la realidad, no llegan a sacar lp con la filial de Warner Bros y acaban fichando por un sello menor, Music For Nations, que apenas les da bola. Este hecho, el fracaso comercial, fue uno de los principles motivos (sino el principal) para que Nicke Andersson, verdadero alma de los de Estocolmo, decidiera largarse con sus Hellacopters tras To Ride y avanzar aún más en su exploración musical.
Pasando a analizar el disco que, aunque se aleje de la propuesta original de Entombed y a pesar de los aspectos negativos que posee que relataré a continuación he de dejar claro que me encanta porque contiene las últimas grandes composiciones de la banda con Nicke, que no es moco de pavo, el disco posee varios temas que podrían entrar en un grandes éxitos de la banda, pero además el halo macarra y sucio que posee el lp le va que ni pintado, el artwork me parece muy original, con una foto impagable en el interior donde aparece un jet (privado) con el antiguo y grandioso logo de Entombed (bendito photoshop) y para acabar de ponerme palote el disco tenía una edición especial doble, y en el disco extra aparecen unas Family Favourites, con versiones impresionantes de Venom, MC5, King Crimson, Venom y Black Sabbath, hecho que me hizo descubrir las tres primeras bandas y por las que eternamente estaré agradecido a los suecos. Por lo tanto, observaréis que este disco para mí es bastante especial.
"....eveytime you fight something down it comes back even stronger..."
Una vez vistos algunos aspectos positivos, enumeraré aquellos inconvenientes que comentaba hace un momento. Por un lado el sonido predominante de los platos y el charles de la batería, un chssssss casi continuo que no abandona tu oído hasta media hora después de darle al Stop. El motivo de este desbarajuste no lo tengo claro y no sé si fue por el ansia de protagonismo de Nicke o a un inaudito fallo de producción o mezcla.
Además, otro altibajo que le encuentro es que las composiciones no están a la altura de trabajos anteriores. La chispa de Nicke aparece, pero a cuentagotas y los hachas Uffe y Alex, acostumbrados a trabajar con el colchón compositivo del gran batería a las espaldas, no estaban en esos momentos inspirados para componer más de dos buenos temas por cabeza. Eso sí, la irrupción del nuevo bajista Jorgen Sandström (ex vocalista entre otras issues de los Grave) aporta aires renovadores e introduce algunos pasajes de bajo realmente interesante.


El último punto negativo que le hallo a To Ride es que algunas letras suenan infantiles y poco inspiradas ( I love you baby when you're dead, and you're so red---creo que sobran comentarios) algo que se repetirá en discos sucesivos y es otro elemento más, que sumado a los anteriores, puede demostrar mi tesis (comentada con colegas del “gremio”) de que el barco se estaba hundiendo con conflictos internos, problemas de ego y peleas discográficas, no existía la unión de antaño y ello repercutió inevitablemente en las canciones. Probablemnte la marcha de Nicke, el adalid de esta causa llamada Entombed, era ya algo inevitable y calculado antes de la publicación del disco y a pesar de que éste contiene momentos que considero sublimes (por la innegable calidad de los músicos) hay otros en los que la banda parecen jugar con el oyente, introduciendo en el lp canciones como Put me Out, que por momentos parece una broma de mal gusto y que te empuja inevitablemente a pasar de canción.
Teniendo esto en cuenta, nos encontramos con un trabajo rudo, a medio pulir y deslavazado, que en ocasiones y dependiendo de la paciencia del oyente puede llegar a aburrir y cansar por el maldito sonido de los platos, pero donde vamos a hallar un buen puñado de temas que harán las delicias de aquellos que degustaron Wolverine Blues o sus álbumes posteriores. Me refiero a los cuatro primeros temas del trabajo y a Wreckage, el temón que cierra, no sólo To Ride, sino una época impresionante e inolvidable para la banda.
Wreckage y el tema título que abre, son para mí de largo lo mejor del lp (of course de la mano de Nicke), dos temas épicos con grandes ritmos y una gran interpretación de LG. Además Like this With the Devil, un tema muy Groovy, Lights Out y Wound, todas enlazadas, completan un inicio atronador, mostrándonos la vena más deathrollera de la banda.
They supone un cambio de tercio, un tema más pausado y con un puente y estribillo bastante inspirados, tiene cierto aire sureño, eso sí pasado por el filtro de estos suecos. Cortesía de Alex Hellid es también Boats, un blues bastante conseguido, donde demuestran lo ecléctica que puede llegar a ser su propuesta.
Del resto de temas me gustaría resaltar DCLXVI (es decir, 666 en números romanos), un pasaje de piano precioso, obra de LG Petrov que sirve de puente entre Somewhat Peculiar y Parasight, dos buenas canciones, la primera de ellas en la línea deathrollera del comienzo, mientras que Parasight es otro temazo con una gran letra. Parece grabada en directo y al comenzar escuchamos unos gritos femeninos ensordecedores (no penséis mal…), como si de un gig de los Beatles se tratara y comienza la tralla en un tema que encajaría perfectamente en Wolverine Blues o en ese fantástico Ep que fue Hollowman. Para no aburriros más con los temas, acabaré con Damn Deal Done, otro himno de este disco y favorita en directo. Compuesta por Nicke en colaboración con los dos guitarras, posee un gran riff principal que te enganchará a la segunda escucha, notables punteos de Uffe y Alex y como casi siempre una excelente interpretación de ese monstruo de los vocales que es LG Petrov (grite, brame, gruña o susurre).
En definitiva,  un plástico que a pesar de sus evidentes carencias, no desmerece el legado clásico de la formación sueca. Tuve la suerte de estar en la gira en la que lo presentaron  y sonaban como un tiro.
80/100


jueves, 21 de julio de 2011

DEATH BREATH - Death Breath EP




El regreso del hijo pródigo.

Así podríamos subtitular esta reseña que supuso el retorno del polifacético Nicke Andersson a los sonidos que lo elevaron a los altares del metal extremo con los legendarios e influyentes Entombed. Y para seros sinceros, tengo que decir que ya era hora, pues aunque el bagaje tanto con The Hellacopters como con The Solution es altamente recomendable y merece todos mis respetos, este pollo ha nacido para hacer death metal y además del bueno, como así lo atestigua el 7” que hoy traemos a Dark Rhymes & Lucid Fairytales.

Según palabras del propio Andersson, uno de los motivos principales que le llevó a volver a componer death metal fue su hartazgo respecto a la escena actual del género y, en consencuencia, su deseo de componer la música extrema que a él le gustaría escuchar. Con toda seguridad, la música que tenía en mente el sueco no era ni más ni menos que la de viejos héroes como Autopsy, Repulsion, los Death más primitivos o incluso sus Entombed/Nihilist primigenios, pues es precisamente a esas influyentes formaciones a lo que “apesta” terriblemente este EP, a death metal a la antigua usanza, crudo y sucio, muy lejos de las obras ultratécnicas, megaproducidas y retocadas en estudio que pululan hoy en día en la escena. Además, este “back to the roots” también se vio notablemente imbuido por el tiempo que pasó trabajando en la reedición de los demos de Nihilist y su participación en el libro de Daniel Ekeroth, “Swedish Death Metal”.

De este modo, en 2006, aprovechando una parada en la rutina disco-promoción –gira de los ‘Copters, el bueno de Nicke unió fuerzas con Robert Perhsson (la otra mitad de la banda) y con Mange Hedquist y grabaron las tres pistas que componen este EP, que no es más ni menos que un atractivo adelanto de lo que un par de meses después sería el primer y único disco que los suecos han grabado hasta la fecha, “Stinking Up The Night”, y que, junto al posterior MCD “Let It Stink” (con guiño y parodia en título y portada a los escarabajos más famosos del mundo), completan la discografía de estos Death Breath. Y digo atractivo porque el caramelo incluye dos temas inéditos, sacados de las sesiones de grabación del disco, y que sólo vieron la luz a través de este trabajo.

Metámonos en faena:

“Death Breath” es el tema que da título a la obra y, al mismo tiempo, a la banda; podemos asegurar que nos captura desde su siniestro e inquietante inicio y que supone una excelente carta de presentación de la banda en sociedad. Tras ese inquietante riff inicial, nos damos de bruces con el punzante y arrollador ritmo principal del tema, un definitivo rompecuellos, simple y contundente. A destacar el break a mitad de tema, en la onda deathrollera de un Wolverine/To Ride. La letra es de lo más dantesco, el fétido aliento de un muerto viviente puede acabar con la vida de lo que se encuentre a su paso. Recomiendo la visión del video, prueba palpable de que se pueden conseguir cosillas interesantes con pocos medios.


Video del tema Death Breath


En los apenas 2 minutos y medio de duración del siguiente track, “Corpses of Death” no hay concesión alguna, la intensidad se eleva aún más si cabe que en el destripante tema inicial. Andersson golpea la batería como si de un martillo pilón se tratara y el daño en nuestro cerebro es de órdago y comienza a ser irreparable. Por otro lado, la labor vocal en este track recae en los guturales de Markus Karlsson (I QUIT), quien le otorga un enfoque más angustioso y sofocante que Perhsson. Tanto en “Corpses Of Death” como en “Matricide” (el cierre del EP) el sonido es más sucio y trabado que en el tema título, hecho que según he podido averiguar, fue realizado a conciencia pues, este último procede de las sesiones de grabación del disco, mientras que los otros dos tracks, a pesar de que fueron compuestos en las mismas sesiones, fueron grabados en otro estudio, para darle un enfoque más rancio y vieja escuela y otorgarle al trabajo el añejo sonido de los 7” de primeros de los ’90.

Cerramos este EP con "Matricide", otro trallazo que apenas sobrepasa los dos minutos y medio y, aunque el daño ya está hecho y nuestras neuronas pueden dar buena fe de ello, a estas alturas nos da absolutamente igual, porque lo que nos encontramos es el caramelo absoluto de este EP. A los seguidores del “Clandestine” se les pondrá una sonrisa de oreja a oreja cuando escuchen el inicio y ritmo principal de semejante aplanadora, pues (o mis oídos me engañan) suena horrores al comienzo de “Chaos Breed”. Esa guitarra inicial tiene copyright del señor Nicke Andersson, suena más a Entombed old school que todo lo que han hecho sus excompañeros desde que se fue su alma mater, por mucho que duela decirlo.

En definitiva, una muy destacable vuelta de Nicke Andersson a los terrenos del death tras una década rockeando, así como un excelente aperitivo de lo que nos podemos encontrar en la (hasta ahora) corta discografía de estos suecos de putrefacto aliento, que probablemente se verá aumentada a principios de año con una nueva obra. Recomendado para los seguidores del death metal old school en general y especialmente para los que sufrieron un coitus interruptus con la marcha de Andersson de Entombed.

75/100

miércoles, 20 de julio de 2011

LIERS IN WAIT - Spiritually Uncontrolled Art (1991)




Suecia. Principios de los 90.

Con estos datos nos dirigimos inexorablemente a la enorme y original escena de death metal que se generó en el país escandinavo hace ya más de dos décadas. Hemos dicho escena, y más bien podríamos tildarlo de movimiento cultural, pues lo que ocurrió en este rico estado que no alcanza los 10 millones de habitantes, supone uno de los puntos y aparte en la historia del metal, esa explosión brutal de bandas (muchas de ellas de una enorme y contrastada calidad), la publicación de fanzines a cascoporro y el intercambio musical de demos, constituyó una verdadera revolución en la manera de concebir y vivir el metal entre aquellos que vivieron de primera mano la experiencia. Al mismo tiempo, también podríamos considerarlo como la respuesta europea a la influyente y genuina corriente death que años atrás había eclosionado en Florida con auténticos pioneros del género como Death, Deicide, Morbid Angel, Atheist, Obituary, etc, de la que obviamente bebieron los mozalbetes escandinavos.

Pues bien, para hallar el origen de Liers In Wait, tenemos que sacar del baúl de los recuerdos a una de las tantísimas bandas que parió la escena sueca, los legendarios y brillantes Grotesque, formados en Gotemburgo a finales de 1988 y que año y medio más tarde perpetraron una de las más aberrantes y malévolas obras que se recuerdan en el patio, su MCD “Incantation”, una fusión perfecta de death, thrash y black primigenio, ultra recomendado para los amantes de lo extremo (para muestra un botón). Los genios creativos detrás de tanta mala ostia eran (sobre todo) Kristian Wåhlin y Tomas Lindberg, a los que se unió Alf Svensson, otra bestia parda del ramo. Tristemente, se cree que la entrada de este último contribuyó a su separación, pues fueron incapaces de canalizar de forma positiva los egos y capacidad creativa de cada uno. A pesar de la ruptura, los tres músicos siguieron ensayando juntos durante un tiempo previo a la disgregación definitiva, con Hans Nilsson a la batería y Anders Björler a las cuatro cuerdas.

De las cenizas de Grotesque nacieron dos grupos monumentales: por un lado, Lindberg y Svensson unieron fuerzas con Bjorler y formaron At The Gates, mientras que Wåhlin se quedó con Nilsson tras los bombos y creó la banda que protagoniza esta reseña, los efímeros, pero no por ello menos recomendados Liers In Wait.

De sobras es conocida la trayectoria de At The Gates, verdaderos padres, junto con Eucharist y Ceremonial Oath del Sonido Goteborg y poseedores de una discografía impoluta y brillante que les granjeó un éxito relativo en ventas y absoluto en crítica. En la otra cara de la moneda tenemos a Wåhlin y sus Liers in Wait, que desafortunadamente apenas llegaron a publicar de forma oficial el MCD que hoy presentamos en el Portal, este Spiritually Uncontrolled Art (menudo titulaco!!!), que reúne todos los clichés definitivos y definitorios del género, empezando por el “abominable” monicker de la banda, probablemente “robado” de una de las más infames letras de David Vincent ('Abominations'), el indescifrable pero al mismo tiempo excelente y sugerente logo, el ya mencionado título, que nos da una pista de lo que vamos a encontrar en cuanto le demos cera al trabajo y por último, la portada. La primera es la portada original, mientras que la restante pertenece a la reedición del 96, pues para mi gusto esta segunda está más currada y conecta mejor con el concepto de la obra. Detrás del artwork del disco está un tal Necrolord, que no es ni más ni menos que el seudónimo del señor Kristian Wåhlin, autor de portadas tan conocidas como In The Nightside Eclipse, Storm Of The Lights Bane, Slaughter of The Soul o Lepaca Kliffoth. Precisamente el alma mater de los creadores de esta última obra, Christofer Johnsson, es el encargado de grabar las voces en Spiritually Uncontrolled Art.




Respecto a lo estrictamente musical, con casi toda probabilidad, los 17 minutos que conforman esta obra pueden ser de los más brutales e intrincados que se hayan parido en la fría Suecia de primeros de los 90 y ello, teniendo en cuenta la cantidad de titanes que pululaban en la zona (Entombed, Unleashed, Grave, Edge Of Sanity), no es moco de pavo. En cierto modo, Liers In Wait no deja de ser la continuación natural de Grotesque, algo bastante lógico si tenemos en cuenta que Wåhlin era el principal compositor en ambas agrupaciones, aunque a decir verdad su nueva propuesta se mueve en terrenos más técnicos que la banda seminal sin perder ni un ápice de su inherente brutalidad y, en general, más sofisticada que la inmensa mayoría de sus coetáneos suecos, como hemos comentado poco más arriba. En este sentido, la influencia del death americano en los de Gotemburgo se hace bastante patente, hecho que se refleja también en las letras, muy en la onda de unos Morbid Angel, con referencias a la obra de Lovecraft. La estructuración demencial de cada tema, los innumerables y continuos cambios de ritmo ejecutados a una velocidad ultrasónica que, por momentos, pueden hacer al oyente poco avezado perderse en una maraña de riffs y redobles -que huelga decir se hallan brillantemente concatenados (sí, aquí nada suena fuera de lugar)- constituyen la principal baza de este trabajo único e irrepetible.

En palabras del Tomas Lindberg en el libro de Daniel Ekeroth ‘Swedish Death Metal’ Liers In Wait “crearon por aquellos entonces lo que Nile hizo diez años después. Spiritually Uncontrolled Art es una joya perdida de Death Metal Sueco. Nosotros (At The Gates) tuvimos toda la suerte y ellos no consiguieron nada. No fue justo. Fue cruel”. Quizá se pasó en lo de los 10 años pero creo que sobran comentarios.

Cinco son los temas que componen el MCD, todos de una excepcional factura y ejecución por lo que me resulta complicadísimo destacar un tema sobre otro. Desde Overlord, el frenético opener, que supone un puñetazo directamente al mentón y un aviso a navegantes de que la somanta de palos que nos va a caer es de órdago, hasta la instrumental Gateways, que echa el cierre a la obra con un riff arrastrado acojonante acompañado de unos órganos que ayudan a crear una atmósfera cuando menos inquietante y una épica y melódica parte intermedia con solos de bella factura, nos damos de bruces con composiciones trepidantes y malsanas, plagadas de vibrantes y complicadas vueltas de tuerca. Aún así y a riesgo de extenderme en demasía, me resulta inevitable mencionar Maleficient Dreamvoid, cuyo evocador e inspirado inicio nos otorga cuarenta segundos de tregua entre tanta devastación, para conducirnos a continuación hacia una espiral de ritmos y desenfreno, con secciones tan aplastantes como la que comienza rondando los dos minutos, o el final del track donde los sintetizadores vuelven a hacer acto de presencia creando un efecto sofocante y angustioso. La interpretación de Johsson en este tema alcanza las cotas más altas de agresividad del plástico, aunque creo que esos berridos guturales demoníacos tan cafres a lo Glen Benton fueron tratados probablemente en el estudio por la mano de Skogsberg que, cómo no, se encontraba detrás de otra magnifíca creación sueca, y van...

Desafortunadamente, Liers in Wait desapareció en 1995 motivado principalmente por los continuos cambios de miembros (parece que cambiaban de line up, del mismo modo que cambiaban de ritmo XD) y porque el interés de Wåhlin se orientó más hacia su labor como diseñador de portadas. Por lo tanto, el bagaje de los suecos se reduce a esta excelsa obra, obligatoria para todo fan del death metal o de la música extrema en general y otra prueba fehaciente de que si escarbamos un poquito podemos encontrar auténticas joyas que desgraciadamente se encuentran postergadas por el paso del tiempo.

Pd: No podría haber hecho la reseña sin consultar la obra de Daniel Ekeroth, “Swedish Death Metal”, libro que desde aquí recomiendo a todo aquel al que le interese conocer qué se coció en la Suecia de primeros de los 90.

95/100